En Venecia un campamento climático contra los efectos del extractivismo


¿Que tienen en común un mega proyecto devastador, el tránsito de los grandes cruceros en la laguna más linda del mundo y la construcción de una planta de incineración de la basura? A primera vista nada, pero hay una raíz en común, son las tres caras del extractivismo que afecta Venezia y su área metropolitana, destruyendo el medio ambiente y el “buen vivir” de los ciudadanos. Tres símbolos del sistema extractivista que está trayendo el mundo en un abismo sin futuro a causa de los cambios climáticos que está generando. Pero como sucede en muchos lugares en el mundo, también aquí hay un puñado de defensores del medio ambiente que no se rinden, que resisten y buscan construir alternativas ecológica para salvar Venecia y su propia vida de los efectos letales de este estilo de vida.

Desde hace dos años las y los activistas italianos organizan, en contemporánea con el Festival Internacional del Cinema, el Venice Climate Camp, un campamento climatico con muchas realidades ecologistas de Italia y de Europa con el objetivo de construir redes, acciones comunes y denunciar el peligro en el que estamos viviendo. El comunicado de presentación del campamento relata: «Ya no tenemos tiempo para la mediación, para reformas graduales: se necesita una verdadera revolución para hacer de este planeta un hogar (de nuevo) habitable, en el que todos y todas puedan vivir en un sistema justo. Desafortunadamente, ya sabemos en qué dirección se mueve el sistema: el capitalismo verde, reinicios al gusto de mega proyectos, promesas incumplidas. Si queremos combatir la crisis económica que se avecina y aprovechar de la oportunidad de diseñar una sociedad diferente, necesitamos formas de welfare de abajo, rentas universales garantizadas, transformación ecológica, derecho a la salud».

El año pasado llegó la weichafe mapuche Moira Millán, portavoz del Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir, a contar la resistencia de su pueblos a los proyectos extractivista de los empresarios usurpadores de tierras y de este encuentro nació la idea de hacer un campamento climático en Patagonia, el “campamento climático pueblos contra el terricidio”. Este año el segundo campamento climático, del 8 al 12 septiembre, será ubicado en el Centro Social Rivolta, un espacio recuperado desde hace 25 años donde serán organizados debates públicos y acciones directas. Pero, ¿porqué un campamento climático en Venecia? Porqué en esta ciudad más que en otras se notan los efectos de los cambios climáticos, porqué si no cambiamos el sistema capitalista Venecia desaparecerá ahogada de la subida de los mares. Las tres batallas contra el MOSE, los cruceros y el incinerador son el símbolo de la lucha contra el extractivismo en este territorio, vendido a los peores intereses económicos que tenemos en Italia.

El “MOSE” no salvará Venecia

En el julio pasado, después de casi veinte años de trabajo y más de seis mil millones de euros de gastos (muchos de ellos en corrupción), el “Modulo Sperimentale Elettromeccanico”, MOSE por su sigla en italiano, que debería salvar Venecia de las mareas altas excepcional, se levantó todo, separando la laguna del mar por la primera vez en su historia desde que nació hace 6 mil años atrás. La prueba general se hizo a la presencia del Primer Ministro italiano Giuseppe Conte, del Gobernador del Veneto Luca Zaia y del alcalde de Venecia Luigi Brugnaro y las autoridades conjuntamente celebraron el “éxito perfecto de la prueba”.

Las tres presas móviles del MOSE son situadas en Lido, Malamocco y Chioggia. Foto de mosevenezia.eu

Lo que no contaron las autoridades es que esta prueba no fue tan perfecta como nos dijeron: seis deflectores no pudieron regresar en su alojamiento porque el barro los bloqueó. Esto no fue el único problema encontrado por este mega proyecto, pensado en los años 80 y la cuya realización empezó los primeros años del nuevo siglo. Entre los problemas recordamos la arena que bloquea el movimiento de los deflectores, los crustáceos que se agarran a los deflectores, la cremallera de los deflectores que se bloquean e, increíble pero es la verdad, el agua salada que oxida los deflectores de hierro. Por ultimo, pero no menos importante, esta prueba fue hecha en verano con el mar tranquilo y sin viento pero solitamente cuando llega la marea alta excepcional (como en el noviembre del año pasado cuando el agua subió hasta 1,83 metros del medio mar), el mar está revuelto y el viento del sur sopla hasta a 120 km/h: la verdadera prueba debería ser hecha con estas condiciones meteorológica, no así.

Foto de Globalproject de el agua excepcional del noviembre 2019

La historia del MOSE es llena de contradicciones, de problemas, de protestas y de corrupción. La idea de este proyecto es de cerrar las tres “bocas de puertos” de Lido, Malamocco y Chioggia, que conectan la laguna al mar a través de un sistema de presas móviles enterradas en el hondo de estas bocas y que, en ocasión de la llegada de las mareas, deberían subir bloqueando la entrada del agua en la laguna. Esta idea nació en los años 80 y muy rápido los administradores de la ciudad y del estado se comprometieron para realizarla no obstante la opinión negativa del VIA, la comisión de impacto ambiental. El enorme gasto para la realización, los increíbles gastos de manutención aclararon súbito a los administradores la posibilidad de generar riqueza infinita por las empresas que habían ganado la concesión única: el Consorzio Venezia Nuova. Los trabajos empezaron entre muchas protestas de los ciudadanos de Venecia y del comité No Mose que organizó muchas iniciativas con el objetivo de impedir el mega proyecto y de sensibilizar la opinión publica. En los años el proyecto siguió con el apoyo de todas las fuerzas políticas italianas, desde la derecha encabezada por Berlusconi hasta la izquierda del entonces líder Prodi. Por otro lado, los activistas fueron procesados penalmente, y criticados ferozmente por “los medios de paga” como delincuentes para tratar de sabotear el proyecto y conservadores por la oposición al progreso. Desafortunadamente no logramos parar el proyecto, muchos eran los intereses económicos que lo protegían, pero siempre hemos seguido diciendo que “el MOSE sirve solo a quien lo hace”.

Y nuestra verdad al final salió a la luz. En el junio del 2014 una maxi operación de la fiscalía llegó a aprender el Gobernador del Veneto Giancarlo Galan y su asesor Renato Chisso (ambos del partido de Berlusconi) y también Piergiorgio Baita, director del Consorzio Venezia Nuova (el presidente Giovanni Mazzacurati se huyó en California donde murió algunos años más tarde). Fue un temblor total: todo lo que los activistas del comité No Mose habían siempre dicho, era realidad: la fiscalía descubrió la red de corrupción mas grande desde hace el escandalo de “Mani Pulite” del 1992, una red donde había políticos, empresarios y algunos integrantes de la Guardia di Finanza entre otros, donde todos los partidos políticos eran cómplices por la voluntad de seguir haciendo este proyecto. Rodaron muchas cabezas y el Consorzio Venezia Nuova quedó comisariado.

Protesta del Comité No Mose: “A Venecia la mafia se llama Consorzio Venezia Nuova”. Imagen de Globalproject

Después de este temblor, el “partido de los mega proyectos” unido defendió la obra: “había corrupción pero eran solo unos pocos corruptos, no era el sistema”, nos dijeron. Y el proyecto siguió. Con muchos problemas, como ya he comentado, con muchísimo retraso y sobre todo con gastos que seguían subiendo. Hasta llegar a estos días, a la prueba general. Al principio dijeron que lo iban a inaugurar pero, antes las polémicas de muchos ciudadanos (¿que celebran?), dijeron que era solo una prueba, la primera donde todos los 78 deflectores se iban a cerrar al mismo tiempo. El comité No Mose, junto a los activistas del Laboratorio Ocupado Morion y del comité No Grandi Navi, tomó otra vez la decisión de no quedarse callado porqué el proyecto sigue siendo obsoleto e inútil para salvar la ciudad de las mareas altas excepcional. ¿Un ejemplo? Quien conoce un poco la historia de Venecia sabe que el nacimiento y la potencia medieval de la ciudad se debe al enlace con el agua, la misma agua que ahora nos aterroriza. Por casi mil años los sabios venecianos tuvieron en equilibrio aquel “aqua e tera” (agua y tierra en el dialecto veneciano) que es la base de la existencia y sobrevivencia de la laguna. Porqué la laguna es un ecosistema natural muy delicado que es destinado a una mutación y si los seres humanos no actúan con pequeñas, pero significativas, obra de re equilibrio de los dos elementos, con el tiempo la laguna se transformará o en una ciénaga, si los sedimentos traídos por los ríos serán mayores de la entrada del agua marina en la laguna, o en un brazo de mar si será el agua a ser mayor de lo sedimentos en la laguna. Pero, ¿porqué es importante recordar esta relación entre agua y tierra? Porque en el proyecto del MOSE nadie tomó en cuenta uno de los efectos de los cambios climáticos: la subida de los mares. Y cuando esto llegará y el nivel del agua subirá, el MOSE irá a cerrar sus puertas al mar demasiados días por año, determinando la muerte de la laguna y de la ciudad. Porqué la laguna sin mar, muere, porqué no hay laguna sin mar y no hay Venecia sin laguna. Por esto el MOSE no salvará Venecia.

En el 2003 Berlusconi inaugura el MOSE y dice que en el 2010 entrará en funcione. Imagen de Open

Hay otro aspecto interesante: el pensamiento de muchos en Italia, sean de izquierda o de derecha, sean ambientalistas o empresarios es que esta obra debe ser terminada porqué “llegados a este punto – como si fuera ya terminada aun no lo sea todavía – es inútil protestar, debemos esperar que funcione, no hay alternativas para salvar Venecia”. Esto dicen, pero ¿porqué tienen esta esperanza y porqué siguen defendiendo este proyecto también personas que tienen conciencias de las muchas criticidades y del montón de dinero en corrupción que nos costó? La respuesta a esta pregunta, para mi es que no es fácil admitir que este proyecto es un fraude y que jamás funcionará por dos razones: la primera es que significa dar razón a los pendejos de los defensores del medio ambiente y de los activistas de los Centros Sociales que desde veinte años luchan contra el MOSE, la segunda razón es que significa admitir la propia responsabilidad de creer a los cuentos de los corruptos y de no haber hecho nada para evitar este engaño.

Las protestas contra el MOSE del comité No Mose, Laboratorio Ocupado Morion y comité No Grandi Navi del pasado 10 de julio

Los grandes cruceros y la división manipulada entre trabajo y defensa de salud y medio ambiente

Otro grande problema que afecta Venecia y su laguna son los grandes cruceros que desde todo el mundo llegan hasta el corazón de la ciudad. Venecia es una ciudad única no solo por sus maravillas, también porqué el puerto es ubicado detrás de la ciudad. Eso significa que para llegar al puerto esos monstruos deben cruzar toda la laguna y pasar delante de la plaza San Marco y de toda la ciudad.

Y cuando llegan, los buques esconden la misma ciudad porqué los “rascacielos marinos” son mucho más altos de la ciudad y parecen elefantes en una sala de cristales. Pero no es solo un problema estético. Como demostró el incidente del 2 de junio 2019, el tránsito de estos monstruos son peligrosos y pueden causar graves daños a la ciudad en caso de colapso. La mañana de aquel día la MSC Opera pasó por encima a un barco fluvial destruyendo el muelle donde estaba parado. Por suerte no hubo heridos y solo muchos miedos; el mes siguiente otro buque pasó demasiado cercano al muelle saliendo de la ciudad y por suerte no hubo colisión. Estos hechos demostraron lo que siempre las y los activistas del Comité No Grandi Navi dijeron: el gigantismo naval no es compatible con la fragilidad de esta ciudad.

La reacción de la ciudad al primero incidente fue impresionante: una semana después mas de 10 mil personas manifestaron por las calles de la ciudad pidiendo que todos estos cruceros dejen de entrar en la laguna. Hubo también enfrentamientos con la policía que buscó impedir a los manifestantes de entrar a la Plaza San Marco donde está prohibido manifestar. Los manifestantes pero ganaron entrar en la plaza con sus banderas y sus mantas gritando “¡fuera los cruceros de la laguna!”.

Foto de Fabio d’Alessandro de la manifestación del 8 de junio 2019

Detrás del tránsito de los grandes cruceros dentro de la laguna hay intereses económicos poderosos: desde 2012 hay un decreto, el “Clini-Passera”, que prohíbe a los barcos que son mayores de 500 toneladas brutas, pasar a menos de dos millas de distancia de las áreas marinas protegidas. Pero, por voluntad política, este mismo decreto nunca fue aplicado por Venecia y en estos ocho años los cruceros siempre pudieron llegar. Todo el mundo político y empresarial dice que los buques no pueden cruzar la ciudad y pasar por el “Canale della Giudecca” y están presionando para utilizar el canal comercial activo que llega a Porto Marghera y que necesita de un “mega proyecto” de excavación para adaptarlo a los gigantes del mar. Pero, como hemos visto con el MOSE, excavar en una laguna es peligroso porqué va a modificar el ecosistema de la laguna con el riesgo de destruirla.

Hoy Venecia es una importante ciudad turística que atrae millones de visitantes cada año. En los finales de las semanas más calientes llegan en la ciudad hasta 12 cruceros, o sea en un día hay 24 tránsitos en la laguna. La llegada de todos estos turistas pero aporta riqueza solo a los dueños de las compañías navales y hotelera de la ciudad porqué los turistas están en la ciudad solo algunas horas y comen y compran jinetes en el buque. A los ciudadanos dejan solo las consecuencias negativas: primero, el tránsito de los buques socava los cimientos de la ciudad hecha de pilotes subterráneos en la laguna; además, cada año la población residente del centro histórico baja a causa de los altos gastos de la vida y por la imposibilidad de encontrar una casa en renta (no hablamos de comprar casa, porqué solo los ricos pueden permitírsela), que no sea por los turistas. En pocos tiempos se construyó en Venecia un monocultivo turístico y la pandemia, parando todo, puso en evidencia los limites de esta explotación de un lado (muchísimos trabajadores informales perdieron sueldos y trabajo en estos meses) y del otro lado la necesidad de un nuevo modelo de vivir la ciudad: Venecia sin turista regresó a ser de los residentes y recuperó toda su belleza y su magia.

En agosto las compañías navales hicieron presión al gobierno italiano pidiendo el permiso de llegar en la ciudad. El comité No Grandi Navi se opuso prometiendo de bloquear la entrada de los buques si les darán el permiso de transitar: por las y los activistas el tránsito de los cruceros no solo es peligroso por todo lo que siempre van diciendo, pero en este momento la llegada de miles de turistas es también un problema de orden sanitario y por eso es impensable consentir la llegada de miles de turistas. Al final, las compañías MSC, Costa y otras decidieron posponer al 2021 su llegada en Venecia, frente a los nuevos brotes de coronavirus que en estos días subieron en toda Europa y en los cruceros y también por el miedo de la promesa de los y las activistas de dar batalla.

Unos días después salieron a protestar los trabajadores del puerto juntos a los sindicatos y a todos los partidos políticos en campaña electoral pidiendo que vuelvan los cruceros. Ellos piden garantías de trabajo y el regreso de los cruceros y en esto son apoyados de todos los partidos políticos de derecha y de izquierdas que siempre tuvieron la posición de defensa de este modelo de turismo de masas. A estos cientos de manifestantes el comité No Grandi Navi respondió diciendo que es el momento de terminar con esta contraposición entre derecho al trabajo y derecho a la salud y a la defensa del medioambiente: esta contraposición es manipulada de los de arriba y lo único que hace es hacer el juego de los grandes empresarios que ganan muchas riqueza y no de los intereses de los trabajadores. Por esto es necesario una unidad de la lucha donde trabajo, salud y defensa del medioambiente sean la misma lucha contra un sistema que crea desigualdad, explotación y contaminación. El bloqueo por todo el 2020 de las llegada de los cruceros no ha parado la movilización de las y los activistas: el objetivo es que los cruceros no pasen nunca más en la laguna y que paren afuera.

Después de casi un siglo de explotación industrial en Marghera “Irá todo en humo”

Acerca de Venecia hay un lugar que se llama Marghera que en el idioma local significa “donde había el mar”. Un tiempo ciénaga, Marghera nace como ciudad y área industrial en los años veinte del ’900 cuando el empresario Giuseppe Volpi di Misurata, con el apoyo del régimen fascista, decidió construir el polo químico industrial a la orilla de la laguna, el llamado “Petrolchimico”. Porto Marghera, fue el área, contigua a la laguna, donde surgió y se desarrolló este polo y Marghera, detrás de esta área, se convirtió en el dormitorio de los obreros. En este contesto en los años 70 se desarrollaron las luchas obreras pero siempre y solo con el tema de la defensa de los derechos laborales. La historia es demasiado larga pero podemos reasumirla así: las industrias químicas afectaron todo el territorio circunstante y la laguna y al final de esta explotación y contaminación toxicas reubicaron sus producciones en lugares donde podían pagar meno los obreros y donde los controles ambientales no eran así restrictivos. Se fueron, dejando detrás de ellos un desierto.

Marghera vivió por más de medio siglo en peligro de explotar como pasó en Bhopal, India, hace muchos años. El sonido de las sirenas de alerta nos acompaña desde siempre y siempre vivimos con el miedo que un día o el otro algo podría suceder. En la víspera del reinicio después de la pandemia que conmocionó a la vida en todo el mundo, nos despertamos con la peor pesadilla que llamó a la puerta: la explosión y el posterior incendio del 16 de mayo pasado en la 3 V Sigma, una fábrica que produce acetona en la zona de Porto Marghera. El incidente causó la grave lesión de 4 trabajadores y una gran preocupación entre la población por temor a posibles sustancias tóxicas liberadas en el aire. No hace falta que esconderse, aquellos que tienen la edad suficiente, recuerdan bien esa noche del 28 de noviembre de 2002 cuando otra fábrica productora de muerte, la Dow Chemical, nos hizo vivir horas de terror para el incendio en la línea de producción de TDI, situado a sólo 40 metros del depósito de fosgeno, un gas letal si se inhala incluso en cantidades muy pequeñas.

Foto de Twitter del incendio del 15 de mayo 2020

Este incendio, de hecho, parece darnos una advertencia una vez más. Otro pequeño señal de la "Pachamama" de que los derechos de los ciudadanos no deben ser cancelados bajo el pretexto de un reinicio económico. No es solo poniéndonos una máscara o respetando “su sana distancia” de otros seres humanos que defenderemos nuestra salud. Si realmente queremos cuidar de nosotros mismos, de nuestra comunidad, de nuestros territorios, debe cambiar nuestra relación con la Tierra, con los seres vivos que la habitan y con el medio ambiente que nos rodea.

Un señal que los dueños de la ciudad y de la Región pero parecen no han escuchado: aprovechando de la pandemia, la Municipalidad y la Región aprobaron un proyecto, sin la consulta ciudadana y del VIA (la comisión de impacto ambiental), por la construcción de una planta de incineración de la basura. Esta planta debería funcionar como polo estratégico por la eliminación de la basura de toda la Región, inclusa las escorias peligrosas y toxicas, como los PFAS que envenenan las aguas de muchas ciudades del Veneto: en un territorio que tiene una larga historia de explotación y contaminación importante es un insulto que los ciudadanos no quieren aceptar. Así, la Assemblea Permanente Contro il Pericolo Chimico llamó a la protesta los ciudadanos de toda el área metropolitana porqué es inaceptable otro proyecto de muerte en esta tierra ya afectada por casi un siglo de violencia industrial.

Algunos días después del incendio a la fábrica de acetona, en una grande asamblea ciudadana en Marghera, los ciudadanos lanzaron la campaña “irá todo en humo”. En suma los defensores del medioambiente piden un nuevo modelo de tratamiento de la basura, con inversiones en proyectos de reciclaje como sugiere la misma Unión Europea para tratar de mitigar los efectos de los cambios climáticos. Semanas después, junto al Comité No Grandi Navi organizaron y participaron a la manifestación “Venezia Fu-turistica” donde la consigna quiere poner a la atención la fin de la Venecia turística a causa de la pandemia, y la idea de construir una ciudad del futuro donde antes que todos hay atención a la salud, al cuidado del medio ambiente y a los derechos. No obstante la aprobación del proyecto, los ciudadanos siguen en pie de lucha para defender su tierra.

Foto de Assemblea Permanente Contro il Pericolo Chimico de la manifestación “Venezia fu-turistica” del 13 junio 2020

El campamento climático contra el extractivismo

Entonces no es solo un mega proyecto, no es solo el tránsito de los cruceros, no es solo seguir con proyectos obsoletos por la eliminación de la basura. Es un sistema que mata la vida por generar riqueza por unos pocos privilegiados y favorece la corrupción y la criminalidad como demostrado del “sistema MOSE”. Es un sistema que debe ser enfrentado y vencido porqué, como dicen las y los jóvenes del Friday For Future “ya no tenemos más tiempo”, es ahora el tiempo de cambiar, de luchar, de salvar este mundo. En Venecia los y las activistas buscan esto, hablar, confrontarse, debatir y organizar acciones directas y alternativas por construir otro mundo posible.

La historia nos dio razón a nosotros, los “pendejos” de los Centros Sociales, que el MOSE era un proyecto corrupto, nos dará razón también esta vez porqué cambiar el sistema es la única posibilidad de salvar nuestro mundo. Por eso como activistas y defensores del medio ambiente seguiremos luchando contra estos proyectos monstruosos, por esta razón seguiremos tratando de convencer todos, todas y todoas de que nunca es demasiado tarde para intentar de proteger y salvar nuestra querida Venecia y su maravillosa laguna.

Foto de copertina Mirko Manzin

Reproducción libre

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